domingo, 19 de noviembre de 2006

El Viaje a Wellington

Después de la gran sorpresa que me llevé ayer, hoy Domingo salí temprano de la casa con rumbo la Capital de NZ, Wellington, donde mañana Lunes tengo una reunión con la Presidenta Bachelet en el Museo Te Papa de la ciudad.


Es extraño, por decirlo de algna manera, cómo el destino te da oportunidades de hacer cosas fuera de tu país que no podrías hacer fácilmente estando en él. Cuando comencé esta aventura estaban con todo el asunto de la segunda vuelta para la eleccion presidencial en Chile y hoy estoy a poco de encontrarme con quien resultó ganadora de aquella elección.


No tengo preferencia, ni tendencia, ni color politico (menos mal, digo yo), es sólo el hecho de estar frente a la persona quien dirige el país lo que me motiva a viajar, podria ser de cualquier partido político, eso no me importa, es el jefe de gobierno y estar en el mismo lugar con esa persona no se da todos los días. Es así como demuestro la manera de querer a mi país, respetando a todos quienes trabajan para él.






Después de llenar el estanque de bencina a la salida de Rotorua me dirigí rumbo al sur, con primera parada programada Taupo, en el camimo pude observar que al sur de Rotorua seguía habiendo gran cantidad de plantaciones de bosque principalmente pino radiata.


A mi llegada a Taupo me detuve en un mirador, antes de entrar a la ciudad. Luego entré a la ciudad, me detuve para pasar al baño, di unas vueltas y al pasar por orillas del lago (Lago Taupo) (información en español aquí) encontré esta sorpresa.





Luego seguí mi camino.


Por ahí me detuve a comer en un siempre inesperado McDonlads, en medio del camino, como si los hueones supieran que justo en esa parte uno anda cagao de hambre. El local estaba llenísimo de gente, la cagó, así que luego del Big Mac con papas fritas y coca cola seguí mi camino. De pronto recordé que no tenía lugar donde llegar, con todo el asunto de me había olvidado buscar alojamiento en Internet (hueon yo???.....si) Y como yo no soy tímido llamé a la secretaria de la Embajada, Viviana, quien me había dado su celular en caso de cualquier cosa. Le pregunté si conocía de algun backpacker en la ciudad y me dijo que no, pero que me podía quedar en la casa de ella por las 2 noches que iba a estar en la ciudad, pero que no tenía más camas y que podía dormir en el suelo si es que quería. Le agradecí y le dije que aceptaba la invitación de todas maneras, ya que me salía más barato comprar un saco de dormir que pagar por 2 noches en un lugar. Todo solucionado, ya tenía un techo donde llegar en la noche.




Mi camino siguió de lo más bien, escuchando música (no sé que onda pasaba conmigo, pero estaba como hueon escuchando puro reggaeton para no aburrirme). A mi llegada a Wellington me di cuenta por primera vez que estaba en una gran ciudad (no conozco Auckland, solo estuve en el Aeropuerto), así que antes de perderme como hueon saqué mi mapa de la ciudad y antes de darme cuenta estaba en el Museo Te Papa, el lugar de encuentro para manaña. Para asegurarme llamé a Viviana de nuevo y le pregunté por su dirección, me preguntó dónde estaba, le dije frente el museo en el estacionaiento del Warehouse. Me dijo que esperara ahí, que su marido Pablo me pasaría a buscar porque andaba cerca del lugar, todo bien, súper buena onda todos.


Aproveché los minutos que tenía y entré a la tienda a comprar un saco de dormir, el que me costó NZ$80, era de muy buena calidad, lo ideal para dormir en el suelo, aproveché de comprar algo de comida para los dos días. Una hora después de mi llamada se me acercó un tipo en el estacionamiento y me preguntó es español si era Manuel, le dije que sí, se presentó como Pablo, el marido. Me dijo que andaba en auto y que lo debía seguir hasta la casa donde vivían, ningún problema.


Lo seguí un poco por el centro y como a los 5 minutos comenzmos a subir los cerros, llenos de casas, como Valparaiso, pero más moderno y mejor cuidado, obviamente. 15 minutos después llegamos a la casa, ahi conocí a Viviana y a su hija pequeña. Ya eran como las 5 de la tarde así que pregunté por el baño para darme una ducha (la que necesitaba, después de tanto manejar). Luego de eso me invitaron a tomar once (tomar once hueon, eso no lo escuchaba hace mucho tiempo, la raja), así que aprovechamos de hablar, de conocernos un poco más, les conté un poco de mis viajes. Al final de un buen rato de charla nos pusimos a preparar mi "dormitorio" y mi "cama", se habían conseguido una colchoneta de esas de campaña, de sólo 2 centímetros de espesor. Sobre eso puse mi saco de dormir y me acosté, a los pocos minutos ya estaba durmiendo, buenas noches.