viernes, 30 de junio de 2006

El Viaje Rotorua

Hoy me levanté bien temprano para viajar tranquilo, la noche anterior busqué en Internet donde esta ubicado el Instituto donde debo ir (Scion) e imprimí un par de mapas para no perderme en el camino. Como a las 8 salí rumbo a Rotorua, con algo de ropa en mi bolso para pasar el fin de semana en casa de Steve y su señora chilena.

En el camino pude notar que la geografía cambiaba poco a poco, pasaba de los campos y plantaciones de kiwis a montañas y pequeños valles con bosques de pino, miles de hectáreas de pinos plantados era la señal de que iba en el camino correcto. Algunos lugares eran simplemente increíbles, pare 3 o 4 veces a disfrutar del paisaje y tomar algunas fotos.

Luego de una hora y media llegué a la ciudad, una gran lago (Lago Rotorua) me dio la bienvenida, a poco de entrar a la ciudad encontré el camino hacia el instituto, llegué al lugar, estacioné mi auto y me dirigí a la recepción.

La típica rubia con cara de cuica, llena de joyas, me recibió con una enorme sonrisa, le pregunté por Jonathan y le dije que tenia una cita con él. Elle me pidió que tomara asiento, hizo unas llamadas y me dijo que la persona no estaba pero que estaba por llegar. A los 10 minutos aparece un viejo grandote, canoso, medio pelado, cara de gringo obviamente y se presentó como Jonathan y me invitó a pasar, pero antes me pasaron una credencial que decía Visitor (Visita). Nos fuimos caminando por los pasillos del edificio, me mostró algunos lugares, laboratorios, oficinas y me presentó a algunas personas. Luego fuimos al casino, nos preparamos un té con leche y nos fuimos a conversar a uno de los patios.


Estuvimos conversando por una hora, todo era atractivo como para trabajar allí, pero lamentablemente por el momento no habían proyectos nuevos y ninguna de las personas con las que hablamos necesitaba a alguien para trabajar. Mala suerte, pero igual pude conocer el lugar.
Al final fuimos a la oficina de Steve Riley, era una oficina toda desordenada, papeles por todos lados, parecía la oficina de un viejo loco o un genio loco. Jonathan me presentó a Steve y se fue a trabajar, me quedé conversando con Steve, el hablaba bastante bien español por estar casada con una chilena, así que hablamos en ambos idiomas. Luego de unos 30 minutos hablando me preguntó si me quedaría el fin de semana con ellos y de paso me comentó que hoy en la noche tendría un asado con otros chilenos que vivían en Rotorua. Acepté su invitación encantado.

Unos minutos más tarde llegó una chica, Vicky, una joven chilena que trabaja allí en Scion part-time, el marido de ella (Rodrigo) también trabaja allí, pero full time. Conversamos un poquito y luego pregunté donde quedaba la casa y a que hora debía llegar. Steve me dio la dirección y me dijo que a las 5 de la tarde estuviera ahí.

Como era pasado el medio día y hacia hambre (jeje) me despedí y me fui a dar unas vueltas por la ciudad, comí algo en un local de comida rápida, luego caminé por el centro, compré algunas cosas en algunas tiendas. Me di varias vueltas, se veía bien bonita, pero lo único malo es el olor a azufre que inunda toda la ciudad. El olor es debido a la gran cantidad de géiseres que se encuentran en la ciudad y sus alrededores, lo que la convierte en un gran centro turístico. Es algo que se soporta, pero que molesta en un principio.



Llegada la hora de la invitación partí a la casa de Steve, llegué a la casa, toqué a la puerta y me recibió Lily, la chilena esposa de Steve, me invitó a pasar y me sirvió algo de beber, yo por mi parte le entregué unas botellas de vino y unas bebidas que había comprado (para no quedar mal). Estuvimos conversando un rato y luego llegó Steve, conversamos otro rato más y de ahí me mostraron la pieza donde me quedaría el fin de semana y dejé mis cosas ahí.

Lily y Steve tienen 2 hijos, Stefano (7-8 anos) y Sydney (3-4 anos), la casa es bien bonita y cómoda. Al rato comenzaron a llegar los invitados, casi todos chilenos. Ellos son:

Ángelo (Ingeniero Forestal, trabaja en Scion)
Rodrigo (Técnico Forestal)
Vicky (La señora de Rodrigo, ambos trabajan en Scion)
Marcelo (Técnico Mecánico)
Daniel (Técnico Mecánico)
Jorge (Ingeniero Forestal), y su señora (que no recuerdo el nombre)
Claudia (talquina que trabaja en el Museo de Rotorua)
Amish (alias “perrito”, neocelandés, pareja de Claudia, también trabaja en el museo)

Todos llegaron con algo de comer y tomar, la costumbre aquí en Nueva Zelandia cuando te invitan a un asado, así que la fiesta se armó luego. Me presentaron y hablé con todos, muy simpáticos y buena onda.

Al rato comimos un buena asado (igual son mejores los que se comen en mi casa, es que no hay comparación), las ensaladas, que tanto echaba de menos, estaban por montones, cerveza, vino, bebidas de todo para amenizar una buena velada de conversación y compartir con los amigos.

Pasó la hora y comenzaron a retirarse a sus casa, me pareció extraño que no se quedaran hasta tarde, como se acostumbra en Chile, donde hay que echar a los hueones para poder ir a dormir. Aquí la gente se queda hasta medianoche y luego se van, en todo caso buena onda porque siempre andan con los hijos y piensan en el bienestar de ellos. Finalmente llegó mi hora de ir a dormir.


Sábado 1 de Julio
No hay mucho que decir sobre hoy, salí a dar una vuelta al centro cerca del medio día, pero estaba casi todo cerrado, así que volví a la casa y me quedé ahí conversando con Lily y Steve y jugando con los Stefano y Sydney.


Domingo 2 de Julio
Hoy fui a misa con Steve y los niños, la misa era en inglés y Maori (lengua nativa de NZ, la que tiene la misma fonética que el español, así que pude leer sin problemas, pero no sabia lo que decía). Después de almuerzo me despedí y me invitaron a volver cuando quisiera.

Antes de dejar Rotorua pasé al Museo, allí estaba Claudia, quien me contó que el ex marido de ella era Ingeniero Forestal egresado de la Universidad de Talca, igual que yo y que se llamaba Francisco Pizarro (el nombre no me sonaba, debe ser de las promociones anteriores a la mía), me dio el teléfono de su ex, quien también vivía y trabajaba en Rotorua y el de ella por cualquier cosa que pudiera necesitar. Al final se me hizo tarde y no vi el museo, conversé mucho con Claudia.

Bueno, luego de esa visita me fui de vuelta a Tauranga, el viaje fue más provechoso de lo que imaginaba, sin volver con algo concreto en las manos, conocí a mucha gente, y siento buenas vibras de lo que puede resultar de todo este viaje. Solo Dios sabe lo que vendrá más adelante.